Wednesday, November 7, 2007

COSAS QUE YA NO ME BANCO MÁS DE LOS INSEGUROS

Las personas en pos de preservar su propia seguridad, se nefregan por completo en "el otro" (en este caso, yo) y en la seguridad inherente a ese "otro". Y eso me enerva, porque yo preservo mi seguridad sin jorobar a nadie. Entonces, sucede que hay cosas que ya me tienen del moño y de la casaca, a saber:

# Los que le ponen a la casa un reflector que se enciende cuando yo paso. E' cir, no sólo se enciende, sino ME ASUSTA. E'cir, lo enfocan mal, y cuando paso con el auto (67 e/14 y 15 - La Plata, por ejemplo) el puto reflector me enfoca y me encandila y casi piso a los ciclistas, porque el que se lo instaló lo enfocó a la calle, donde pasan 2000 autos por hora... en vez de a la vereda. O sea que debe gastar uno 235.444 kilowatts por mes al cuete. Además, que se piensa, ¿que los chorros se asustan con la luz? la luz asusta a los murciélagos y a mí cuando me dá en la cara de zopetón, no a los chorros. 8 DETESTOS DE ORO a los que ponen reflector con célula fotoeléctrica. Aclaro: en casa había uno cuando la ocupamos, Y LO DESCONECTÉ, PORQUE LO DETESTO.


# Los que instalan en el auto las "alarmas parlanchinas" y las hacen funcionar a las 3 am. Esas que dicen "XZY 345 ACTIVADA". ¿A mí, qué me importa? ¿Quién le dá derecho a despertarme con esa cotorra australiana gritando a las 3 am? ¿Querés proteger tu autito, tenés miedo que te lo rayen o te lo roben? Bueno, flaco, pagá seguro contra todo riesgo, y no me jorobes más... ¿Porqué yo tengo que bancarme las consecuencias de tu paranoia automovilística?

# Los farmacéuticos que se atrincheran onda pulpería, y me dejan a mí completamente expuesta (vaya por ejemplo las farmacias de 14 y 46, 64 e/12 y 13, 14 y 66 y muchas más). Ellos se hiperprotegen detrás de rejas, consolas de vidrio, puertas con triple llave, y me dejan a mí con mi billeterita llena de morlacos para pagar los remedios cada vez más caros "del otro lado". Onda "sálvese quién pueda". No, bueno, hermano, no es así. Nos salvamos juntos, o yo, voy a otra farmacia donde también me sienta protegida. Vos tenés un comercio, intentás vender algo y se supone, "cuidar al cliente", no exponerlo al garrotazo feroz.

# El dueño de mercadito o supermercadito (sea chino o criollo, no me importa) que me mira el billete como si yo estuviera en el cartel de los "WANTED" por Interpol. Un triste billete de 20 mangos, y el mengano lo escudriña como si fuera una falsificación de un Picasso. ¿Querés que yo te haga lo mismo con los billetes que me dás de vuelto? ¿Te gustaría? ¿Te bancarías que te devuelva uno porque a mí me parece sospechoso? No, no? seguro que no...

# Las mujeres que te parás cerca, y aprietan la cartera contra el cuerpo. Pero digo yo, ¿me parezco a alguien con identikit en la tv, o están muy paranoicas?

Bueno, el resúmen sería que la paranoia es una patología, y como tal, necesita ayuda profesional... Los tiempos que corren no se caracterizan por su seguridad y tranquilidad, pero tampoco es el Far West. La paranoia tiene cura, un buen psicoanalista puede ayudar a manejarla... una alarma parlanchina, o un reflector de 2000 watts, sólo la acrecientan, generando a la vez una falsa sensación de inseguridad, y un montón de molestias para el entorno, que a su vez, generan violencia. La serpiente que se muerde la cola.

1 comment:

El Analista said...

Ahh, yo vivía por la zona de 11 e/ 63 y 64, conozco las farmacias esas y no las pisaba nunca, pensaba lo mismo, acá me afanan cómodo y encerrado mientras el ñato morfa pochoclo adentro, comparto todo cien por ciento